martes, 28 de octubre de 2014

El Eterno Retorno, parte 3


El sonido del Destornillador, escaneando cada recoveco, rebotaba en el estrecho corredor, incisivo y perturbador. Pero, con el conocimiento de donde se encontraban realmente, la búsqueda se tornó más sencilla. Recorridos unos pocos metros, encontraron una antigua estancia cuyo uso debía haber sido una despensa o tal vez un almacén. A su alrededor cajas polvorientas de metal y contenedores tan altos como un hombre se esparcían por el suelo de la habitación. Más allá, una puerta averiada se abría y cerraba constantemente, cortocircuitando con cada movimiento, aun, después de incontables años, funcionando a medias. La siguiente habitación, tras atravesar otro largo corredor, era una biblioteca de dimensiones titánicas. Los estantes se elevaban pisos y pisos sobre los tres viajeros del tiempo, imponentes como pilares que sostuvieran el mismísimo cielo. Y a un lado y a otro, no alcanzaba la vista el final de cada sección. Aquel sitio parecía tener la extensión de una ciudad entera. 

jueves, 23 de octubre de 2014

El Eterno Retorno, parte 2



Se pusieron a salvo cuando aquella criatura se encontraba tan sólo a unos pocos metros de allí. El Señor del Tiempo apuntó su instrumento hacia la puerta de roca que se cerró justo a tiempo para cortarle el paso al cybershade.
—¿Eso era un cybermen de esos? —preguntó Donna, jadeando aun por la carrera.
—Algo así —respondió el Doctor—. Debió agarrarse al exterior de la TARDIS cuando escapamos. Debería haber muerto en el vórtice temporal, pero hace tiempo que los cybermen se actualizaron para sobrevivir en el vacío, el viaje solamente le habrá hecho cosquillas.
—¿Dónde estamos? —preguntó Clara— Parece una especie de corredor, pero no consigo ver el final.
El Doctor alumbró con su Destornillador el largo pasillo escavado directamente en la roca y este se iluminó con un resplandor cegador a través de centenares de miles de piedras luminiscentes situadas en el techo abovedado. 

lunes, 20 de octubre de 2014

El Eterno Retorno, parte 1


“Eternamente eterno, desde la Creación hasta el Final del Universo. Más allá de los límites del espacio y el tiempo, más allá de fin que es un nuevo comienzo. El señor de mucho rostros, el monstruo sin cuerpo.”

         La corriente de radiación descendió sobre el suelo seco, resquebrajándose y crujiendo mientras El Doctor y Donna intentaban escapar a toda velocidad. Los restos incandescentes de la cybernave silbaban en las alturas, anunciando su letal presencia y la amenazadora situación en la que estaban envueltos. Habían conseguido escapar de la desafortunada nave a tiempo a través de un teletransportador, pero la TARDIS aun estaba demasiado lejos.
—Creo que habría sido buena idea establecer las coordenadas antes de teletransportarnos, ¿no crees Doctor? —exclamó Donna mientras notaba el calor de las llamas cada vez más cerca.
—¿De verdad importa eso ahora? —El Doctor la agarraba fuerte de la mano mientras ambos corrían, intentando alejarse de la explosión.
—¡Creía que tenías un plan! —contestó ella.
—Bueno, algo así… quizás no un plan, más bien una sombra de plan, una idea, la mitad de una buena idea… tu solo, ¡Corre!
—Y… ¿Dónde está Clara? —tanto El Doctor como Donna se dieron cuenta en ese instante de la ausencia de su compañera de viaje.

jueves, 2 de octubre de 2014

Sombras en el Océano - Parte 2



Cuando el último de los marineros hubo salido, el Doctor les siguió sin dejar de echar pequeños vistazos a sus espaldas, asegurándose de que ninguna sombra acechara de forma extraña. Atravesaron las bodegas, dejaron atrás cañones, barriles de pólvora, avena, patatas y carne en salazón, y subieron a la cubierta donde el sol empezaba a hacer acto de presencia. A esas horas de la mañana su brillo aun era de un anaranjado mortecino, pero lo suficientemente fuerte como para iluminar toda la superficie.