Nos sobra el aire que respiramos,
la luz que nos calienta
y la brisa fresca de la tarde.
Nos sobra la simiente de la tierra
y la estrella polar que orienta
la embarcación de nuestros sueños.
Nos molestan sus llantos y juegos,
el aliento de su espiritu indomable
y el regocigo de su impaciente llama.
Extrañaremos sus risas contagiosas,
los vividos gritos en el parque,
y sus bolubles emociones dejarán un vacio en el aire.
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